Piscinas Caravaca
Caravaca de la Cruz (Murcia), 2004-2009
Recinto, vacío, deambular.
La idea de recinto y la construcción de un vacío generan una espacialidad en el que lo edificado y lo libre se hibridan, simultáneamente dibujando y desdibujando sus límites interiores y trazando relaciones de oportunidad con el entorno exterior. El proyecto se materializa en la periferia de Caravaca de la Cruz, situación en la que conjuga el reto de repensar el contacto entre un crecimiento genérico y un frágil entorno agrícola de huertas productivas, con el potencial que tiene un uso estival, lúdico y deportivo para producir un nuevo lugar de encuentro.
Se construye un vacío, un ambiente de atmósferas frescas donde se ubica el programa de baño y las actividades al aire libre, abrazado por lo construido, una tapia-edificación que se expande y contrae. El conjunto vacío y construido se organiza mediante un sistema deambulatorio concéntrico y continuo, fusionando circulaciones, experiencias y programa. Los tránsitos se entrelazan, generando, mediante el trabajo de la sección y escala, una pluralidad de espacios abiertos, semiabiertos o cerrados, en sombra, luz o penumbra, que propician diversas formas de actividad e interrelación para los usuarios.
La tapia, como volumen construido, se convierte en foyer pasante hacia el espacio vacante inmediato a la entrada, incorporando al proyecto ese ámbito —antes residual, y devolviéndolo a Caravaca como espacio público. Un uso dinámico y versátil a lo largo de todo el año como la cafetería hace que la “tapia” adquiera su mayor volumen. Cuando la tapia es mero cerramiento, se le practican pequeñas perforaciones para alterar los códigos preestablecidos que rigen la diferenciación entre bañista y viandante.
Ciudad y paisaje, sensorialidad y espacialidad, programa reglado y uso libre, forman parte del modelado de este lugar público.