Centro Parroquial
Villalbilla (Madrid), 2008
Atmósfera de luz.
De la luz y de lo diáfano se construye un lugar para la asamblea: la nave. De la actividad surgen las zonas de reunión: los salones parroquiales. Asamblea y reunión se funden conformando las áreas del encuentro y la sociabilidad: los vestíbulos. Nave diáfana de luz, dependencias flexibles de actividad y vestíbulos abiertos constituyen un espacio colectivo que se materializa en un basamento ligado a la tierra, lleno de usos, sobre el que se posa una gran linterna, artificio de luz, que cubre la nave y la alza al cielo. A su vez, la disposición del centro parroquial en la parcela genera espacios libres y espacios semipúblicos. El templo se abre a la ciudad y la ciudad entra en el templo.
La linterna se basa en un sistema de iluminación doble: lucernarios interiores envueltos en piel traslúcida exterior. Los lucernarios combinan la iluminación cenital directa con la luminosidad indirecta, que se consigue a través de los paramentos inclinados de paneles microperforados, los cuales filtran la luz que entra por la piel traslúcida exterior.
Se genera así un lugar contemporáneo para la celebración litúrgica: isotropía y disolución de direccionalidad para la reunión común o la introspección individual.